
La ciencia sugiere que el primer ser
vivo data de hace aproximadamente 4.000.000.000 de años. Este ser
era una célula. Un organismo unicelular. Y hasta el día de hoy fue
evolucionando generación tras generación. Esa célula se multiplicó
en millones de células. Esos millones de células se diferenciaron
unas de otras para luego formar tejidos. Estos tejidos formaron
órganos. Esos órganos se agruparon en aparatos y sistemas. Y eso es
lo que somos hoy.

Toda esa evolución de 4.000.000.000 de
años, hoy está comprimida en los 9 meses de gestación, y hasta el
final de la adolescencia. Así cada etapa de la evolución, aunque
está super comprimida respecto del tiempo original, se comporta como
una secuencia de TAREAS CRÍTICAS. Es decir, no se puede iniciar la
siguiente tarea, sin finalizar la tarea en curso. Es un grave riesgo si esto no ocurre así, ya que se reduce el techo potencial de
desarrollo.
Un nuevo nivel, implica una ventaja
evolutiva, potenciando lo que ya hay con algo que los demás no
tienen, aumentando la utilidad respecto del entorno.
Por ejemplo, en la evolución del
sistema nervioso, vemos que en seres primitivos, su órgano más
superior era el tallo cerebral con sus funciones básicas. La
evolución sigue, y aparecen centros más superiores como el sistema
límbico que interviene en las funciones más complejas. Y luego
aparece la corteza cerebral, aportando aún más control y precisión
al sistema previo; pero sin anular las funciones más antiguas,
aunque también indispensables.
De hecho, cuando el bebé nace, tiene
los mismos reflejos que un mamífero básico como el perro o el gato.
Su corazón late, respira, tiene hambre y tiene sed. Con el correr de
los días y meses, se van encendiendo los centros más superiores (y
más modernos) para regular esos reflejos antiguos. Y esto aporta
mayor control y precisión a nuestros movimientos, mutando de
movimientos reflejos, a movimientos más voluntarios. Lo que nunca
pasa, es que ese bebé saltee etapas.
Pero...en la evolución también van
desapareciendo cosas. En fisiología hay un dicho que dice, “LA
FUNCIÓN HACE AL ÓRGANO”... esto significa que todo lo que se usa
permanece y todo lo que no se usa, se va.
Tenemos como ejemplo, el oponente del
quinto dedo del pie, que hay gente que lo tiene y hay gente que ya no
lo tiene, o los músculos sacrocoxígeos (devenidos en ligamentos)
que en su momento, fueron ventajas evolutivas.
Pero lo que define que es una ventaja o
no, es el entorno. Entonces...
Lo nuevo, no anula lo viejo sino
que lo complementa
Lo nuevo por sí solo, no se puede
considerar una ventaja
Lo que define, qué es, y que no
es, una ventaja, es el entorno
y el entorno varía todo el tiempo
así que lo que hoy es una ventaja
mañana puede no serlo
Llevado esto al ciclismo y al triatlón,
hemos visto el surgimiento del biopace, del manubrio de triatlón,
del clincher, de las tapas de rueda, de las calas, del rodado 26/26,
del grip-shift, de la Softride, del cardiotacómetro, del gps y de
los cambios electrónicos. Muchas de estas novedades fueron moda y se
fueron, y muchas otras fueron tendencia y se quedaron. Si buscamos,
podemos encontrar papers y “líderes de opinión” que avalan cada
uno de estos cambios. Sin embargo, ese respaldo “científico” y
“de expertos” no siempre alcanzó para justificar la permanencia
de un nuevo “adelanto”. Hoy estamos viendo la misma película
pero con un nuevo protagonista: El potenciómetro (1). No cabe duda
que es un excelente aparato de medición… bién aplicado.

Así como en la evolución de las
especies, lo que define, qué es y que no es una ventaja, es el
entorno. Análogamente, lo que define en los adelantos tecnológicos
si será una moda o una tendencia es la claridad en la percepción de
la ventaja respecto del entorno del momento, y la madurez del
mercado, o sea, nosotros… los usuarios.
El potenciómetro es el aparato de
medición de uso masivo más preciso que hay hoy en día; Y he
aquí la trampa… la combinación de alta precisión con inmadurez
deportiva. La madurez deportiva la dan los años en el deporte.
Esto no significa que para estar maduro deportivamente haya que tener
buenas marcas. Hay varios ejemplos recientes a la vista. Pero… las
buenas marcas nos enceguecen. Enturbian nuestra visión.
El otro aspecto de esto es la
precisión. Hoy en día sabemos todos que hay umbrales, capacidades,
zonas de entrenamiento, y que esas zonas son rangos, y que hay que
respetarlos para lograr resultados (2). Pero este concepto de
“rangos” solo se aplica a volúmenes e intensidades cuando en
realidad se debe aplicar a todo… incluso a la precisión.
Debe haber una coherencia entre
precisión, rendimiento y madurez deportiva. Un atleta que empieza de
cero, al principio no diferencia intensidades. Luego de un tiempo,
conoce lo que es “fuerte” y “suave”... luego son tres;
“fuerte”, “moderado” y “suave”. A medida que va
madurando, va conociendo nuevas escalas y eso le permitirá hilar más
fino y mejorar un poco más. Pero eso tiene un ritmo de mejora y
un ritmo de madurez que a veces no coinciden.
Al igual que en la evolución, “no se
puede omitir etapa alguna, sin que aparezcan más tarde limitaciones
en el rendimiento”. (3)
Aumentar la precisión de la
planificación en un atleta cuyas marcas lo amerita pero que aún no
está maduro, por supuesto que aportará mayor precisión, mejorará
sus marcas pero a costa de sacrificar placer por lo que hace. El
exceso de control de variables lo transforma en algo estresante si no
está lo suficientemente maduro como deportista. (4)(5)
Esta incoherencia tóxica entre
precisión, rendimiento y madurez deportiva, se ve potenciada aún
más por el hambre del falso mérito: cuanto más larga es la
distancia, más mérito! Esto combinado con “no poner
límites al cliente” da por resultado un deportista infantil y
caprichoso que deviene en un deportista frustrado y hasta lastimado.
Las mejores marcas en distancia IronMan
estuvieron estancadas por casi una década. Sin embargo al utilizarse
cada vez más el powermeter como herramienta de entrenamiento,
podemos ver dos repercusiones diferentes. En el caso de los
profesionales, rompió con ese estancamiento. Esto se debe a que son
deportistas de años de experiencia y suficientemente maduros como
para aprovechar su utilidad. Pero entre los atletas amater, podemos
ver que ni los tiempos totales ni los parciales de ciclismo tuvieron
mejoras (6) …
Aunque si un aumento en la tasa de DNF
(Did Not Finish) (7) fruto de la aplicación de algo para lo cual no
estaban maduros como así tampoco para dicha distancia.
Conclusión: La precisión también
tiene un umbral máximo personal que va variando a lo largo de la
vida deportiva, y en el caso de cruzarlo puede dificultar más que
facilitar tanto el placer como el rendimiento, e inclusive disminuir
la vida útil deportiva!
Gabriel Herskovits
ACSM - CPT
alex-cycle.blogspot.com/2016/10/kona-power-meter-usage-trends-2009-to.html
www.hunterallenpowerblog.com/2015/05/power-training-zones-101.html
Wilke,
K., & Madsen, O. (1990). El
entrenamiento del nadador juvenil.
Stadium.
Segar,
M. L. (2017). ACTIVITY TRACKING + MOTIVATION SCIENCE: Allies to Keep
People Moving for a Lifetime. ACSM's
Health & Fitness Journal,
21(4),
8-17.
Etkin,
J. (2016). The hidden cost of personal quantification. Journal
of Consumer Research,
42(6),
967-984.
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