domingo, 17 de febrero de 2019

Evolución de las Especies, Ironman y Powermeter


La ciencia sugiere que el primer ser vivo data de hace aproximadamente 4.000.000.000 de años. Este ser era una célula. Un organismo unicelular. Y hasta el día de hoy fue evolucionando generación tras generación. Esa célula se multiplicó en millones de células. Esos millones de células se diferenciaron unas de otras para luego formar tejidos. Estos tejidos formaron órganos. Esos órganos se agruparon en aparatos y sistemas. Y eso es lo que somos hoy.

Toda esa evolución de 4.000.000.000 de años, hoy está comprimida en los 9 meses de gestación, y hasta el final de la adolescencia. Así cada etapa de la evolución, aunque está super comprimida respecto del tiempo original, se comporta como una secuencia de TAREAS CRÍTICAS. Es decir, no se puede iniciar la siguiente tarea, sin finalizar la tarea en curso. Es un grave riesgo si esto no ocurre así, ya que se reduce el techo potencial de desarrollo.

Un nuevo nivel, implica una ventaja evolutiva, potenciando lo que ya hay con algo que los demás no tienen, aumentando la utilidad respecto del entorno.

Por ejemplo, en la evolución del sistema nervioso, vemos que en seres primitivos, su órgano más superior era el tallo cerebral con sus funciones básicas. La evolución sigue, y aparecen centros más superiores como el sistema límbico que interviene en las funciones más complejas. Y luego aparece la corteza cerebral, aportando aún más control y precisión al sistema previo; pero sin anular las funciones más antiguas, aunque también indispensables.

De hecho, cuando el bebé nace, tiene los mismos reflejos que un mamífero básico como el perro o el gato. Su corazón late, respira, tiene hambre y tiene sed. Con el correr de los días y meses, se van encendiendo los centros más superiores (y más modernos) para regular esos reflejos antiguos. Y esto aporta mayor control y precisión a nuestros movimientos, mutando de movimientos reflejos, a movimientos más voluntarios. Lo que nunca pasa, es que ese bebé saltee etapas.

Pero...en la evolución también van desapareciendo cosas. En fisiología hay un dicho que dice, “LA FUNCIÓN HACE AL ÓRGANO”... esto significa que todo lo que se usa permanece y todo lo que no se usa, se va.

Tenemos como ejemplo, el oponente del quinto dedo del pie, que hay gente que lo tiene y hay gente que ya no lo tiene, o los músculos sacrocoxígeos (devenidos en ligamentos) que en su momento, fueron ventajas evolutivas.

Pero lo que define que es una ventaja o no, es el entorno. Entonces...
  • Lo nuevo, no anula lo viejo sino que lo complementa
  • Lo nuevo por sí solo, no se puede considerar una ventaja
  • Lo que define, qué es, y que no es, una ventaja, es el entorno
  • y el entorno varía todo el tiempo
  • así que lo que hoy es una ventaja mañana puede no serlo

Llevado esto al ciclismo y al triatlón, hemos visto el surgimiento del biopace, del manubrio de triatlón, del clincher, de las tapas de rueda, de las calas, del rodado 26/26, del grip-shift, de la Softride, del cardiotacómetro, del gps y de los cambios electrónicos. Muchas de estas novedades fueron moda y se fueron, y muchas otras fueron tendencia y se quedaron. Si buscamos, podemos encontrar papers y “líderes de opinión” que avalan cada uno de estos cambios. Sin embargo, ese respaldo “científico” y “de expertos” no siempre alcanzó para justificar la permanencia de un nuevo “adelanto”. Hoy estamos viendo la misma película pero con un nuevo protagonista: El potenciómetro (1). No cabe duda que es un excelente aparato de medición… bién aplicado.


Así como en la evolución de las especies, lo que define, qué es y que no es una ventaja, es el entorno. Análogamente, lo que define en los adelantos tecnológicos si será una moda o una tendencia es la claridad en la percepción de la ventaja respecto del entorno del momento, y la madurez del mercado, o sea, nosotros… los usuarios.

El potenciómetro es el aparato de medición de uso masivo más preciso que hay hoy en día; Y he aquí la trampa… la combinación de alta precisión con inmadurez deportiva. La madurez deportiva la dan los años en el deporte. Esto no significa que para estar maduro deportivamente haya que tener buenas marcas. Hay varios ejemplos recientes a la vista. Pero… las buenas marcas nos enceguecen. Enturbian nuestra visión.

El otro aspecto de esto es la precisión. Hoy en día sabemos todos que hay umbrales, capacidades, zonas de entrenamiento, y que esas zonas son rangos, y que hay que respetarlos para lograr resultados (2). Pero este concepto de “rangos” solo se aplica a volúmenes e intensidades cuando en realidad se debe aplicar a todo… incluso a la precisión.

Debe haber una coherencia entre precisión, rendimiento y madurez deportiva. Un atleta que empieza de cero, al principio no diferencia intensidades. Luego de un tiempo, conoce lo que es “fuerte” y “suave”... luego son tres; “fuerte”, “moderado” y “suave”. A medida que va madurando, va conociendo nuevas escalas y eso le permitirá hilar más fino y mejorar un poco más. Pero eso tiene un ritmo de mejora y un ritmo de madurez que a veces no coinciden.

Al igual que en la evolución, “no se puede omitir etapa alguna, sin que aparezcan más tarde limitaciones en el rendimiento”. (3)

Aumentar la precisión de la planificación en un atleta cuyas marcas lo amerita pero que aún no está maduro, por supuesto que aportará mayor precisión, mejorará sus marcas pero a costa de sacrificar placer por lo que hace. El exceso de control de variables lo transforma en algo estresante si no está lo suficientemente maduro como deportista. (4)(5)

Esta incoherencia tóxica entre precisión, rendimiento y madurez deportiva, se ve potenciada aún más por el hambre del falso mérito: cuanto más larga es la distancia, más mérito! Esto combinado con “no poner límites al cliente” da por resultado un deportista infantil y caprichoso que deviene en un deportista frustrado y hasta lastimado.

Las mejores marcas en distancia IronMan estuvieron estancadas por casi una década. Sin embargo al utilizarse cada vez más el powermeter como herramienta de entrenamiento, podemos ver dos repercusiones diferentes. En el caso de los profesionales, rompió con ese estancamiento. Esto se debe a que son deportistas de años de experiencia y suficientemente maduros como para aprovechar su utilidad. Pero entre los atletas amater, podemos ver que ni los tiempos totales ni los parciales de ciclismo tuvieron mejoras (6) …


Aunque si un aumento en la tasa de DNF (Did Not Finish) (7) fruto de la aplicación de algo para lo cual no estaban maduros como así tampoco para dicha distancia.


Conclusión: La precisión también tiene un umbral máximo personal que va variando a lo largo de la vida deportiva, y en el caso de cruzarlo puede dificultar más que facilitar tanto el placer como el rendimiento, e inclusive disminuir la vida útil deportiva!


Gabriel Herskovits
ACSM - CPT




  1. alex-cycle.blogspot.com/2016/10/kona-power-meter-usage-trends-2009-to.html
  2. www.hunterallenpowerblog.com/2015/05/power-training-zones-101.html
  3. Wilke, K., & Madsen, O. (1990). El entrenamiento del nadador juvenil. Stadium.
  4. Segar, M. L. (2017). ACTIVITY TRACKING + MOTIVATION SCIENCE: Allies to Keep People Moving for a Lifetime. ACSM's Health & Fitness Journal, 21(4), 8-17.
  5. Etkin, J. (2016). The hidden cost of personal quantification. Journal of Consumer Research, 42(6), 967-984.






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